Respuesta a: Actividad 3.1

#247306
Miriam Meyer Monge
Participante

Buenas,
Sigo presentando el caso del alumno con el que trabajo y más cuesta gestionar, debido a sus respuestas explosivas físicas.

¿Cómo te encuentras (en cuanto a tu propia regulación) frente a las conductas del niño o niña?:
Calma y alerta cuando el niño está tranquilo (sobretodo cuando ya entra a la escuela en un estado relajado) e hiperalerta cuando aparecen los problemas de conducta o llega a la escuela muy nervioso (se están intentando hacer gestiones con la familia pero colaboran muy poco).

– Cuando el niño está tranquilo y alerta. ¿Existen indicios de dificultades de regulación?:
Se muestra aletargado (conecta muy poco), con dificultades con los cambios, dificultades para concentrarse, aparecen acciones o movimientos repentinos y se produce un cambio súbito en la expresión facial.
El niño se muestra: Indiferente

– Determinar los factores biológicos que podrían estar influyendo en la autorregulación del niño/a:
Factores temporales: Fatiga, Dolor.
Diferencias sensoriales: Evita o está sobre-estimulado por sensaciones como el sonido, el tacto o la vista (cuando está con su grupo continuamente se tapa las orejas, es un grupo que genera mucho ruido en el aula). También se distrae fácilmente con estímulos auditivos o visuales (cuando un compañero se levanta para ir al lavabo tiene que ir a la ventana para mirarlo, si ve pasar un gato o un avión…).
Temperamento: Excitable e Irritable

– Demanda cognitiva de la tarea:
Sus problemas de conducta pueden aparecer por múltiples demandas simultáneas o interés hacia la tarea. Se intentan dar siempre los apoyos visuales adecuados y el entorno está estructurado.

– ¿Te ajustas a las necesidades biológicas, emocionales y cognitivas del niño para tratar de mantener un estado de alerta y calma?
El adulto ajusta la interacción: se le da la información por adelantado. Se tienen en cuenta las necesidades sensoriales del niño (utilizamos un reloj que no genera ruido ya que lo altera o entra en bucle posteriormente con el sonido que emite). Se reconocen los sentimientos del niño y se proporciona comodidad cuando es necesario (en su agenda añadimos pictogramas de emociones para presentar y situar el momento actual). Se utilizan una voz y movimientos más tranquilos según sea necesario, se aumenta la expresión en voz, acciones y gestos para aumentar el estado de alerta según sea necesario y se ajusta el lenguaje de acuerdo con las características del niño.

El adulto demuestra capacidad de respuesta: ajusta el nivel físico para sintonizar eficazmente con el niño, por ejemplo: se sitúa cara a cara, se le pregunta si quiere que lo abracemos… Se da al niño la oportunidad de comunicar intereses y necesidades (se le pregunta que refuerzo o juego quiere después de la tarea, hay tablero de pictogramas diversos (ir al wc, encontrarse mal…), se siguen las iniciativas del niño (no siempre, ya que la mayoría de veces estructuramos nosotros que tareas hacer ese día) y se responde inmediatamente con calidez e interés. Constantemente se usan los apoyos visuales.

El adulto ajusta el entorno para reducir la estimulación sensorial y eliminar las distracciones auditivas y visuales: hay una alta estructuración, se procura un espacio más silencioso (cuando es posible ya que en el aula ordinaria hay gran cantidad de ruido (se ha propuesto a los padres comprar unos cascos para atenuar el ruido pero hay mucha falta de implicación por parte de la familia), se reducen la cantidad de materiales y las actividades se plantean de forma contingente.

Nos leemos.
Miriam

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